El miedo a los estragos del tiempo

El autor Gabriel García Márquez plasma en su novela El amor en los tiempos de cólera varios temas fuertes en la vida de una persona. La niñez, adolescencia, madurez y vejez en sus personajes principales son tratadas con precisión y, a la misma vez, están atravesados por las temáticas centrales: el amor y el paso del tiempo.
A través de un lenguaje rico en descripción y de la precisión con que los temas son tratados, el lector, se va armando en su imaginario los personajes, lugares y situaciones en los que transcurre la historia. Pero en el 2007 con el lanzamiento de la adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Mike Newell, varios de de esos imaginarios se fueron desmoronando sobre todo a lo referido al paso del tiempo.
En la novela se ve constantemente el miedo que representa el paso del tiempo para los personajes. La historia comienza con la muerte de Jeremiah de Saint-Amour quien, mediante una carta, comunica a su íntimo amigo el Doctor Juvenal Urbino que el motivo de su suicidio fue el miedo a ser viejo. “Mucho tiempo atrás, en una playa solitaria de Haití donde ambos yacían desnudos después del amor, Jeremiah de Saint-Amour había suspirado de pronto: <>. Ella lo interpretó como un propósito heroico de lucha sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años”.
Los personajes principales están en firme lucha contra la llegada de la vejez sobre todo en el Doctor Juvenal Urbino que el sólo hecho de sortear un obstáculo que el tiempo imponía representaba para él una gran victoria y un fuerte alivio. “Estaba a punto de llegar a ese estado cuando un fogonazo caritativo le alumbró la memoria: el muchacho había sido alumno suyo el año anterior “[…] “Aliviado por una victoria más sobre la vejez, se abandonó al lirismo diáfano y fluido de la última pieza del programa, que no puedo identificar”.
Es trascendental en la vida de una persona atravesar por ese constante miedo al deterioro físico y mental, es por eso que García Marquéz es muy preciso y profundo cuando habla de la vejez y sus estragos. En la adaptación cinematográfica de Mike Newell son muy pocas las escenas donde se puede observar esto. “Pero lo que más le conmovió fue que el esposo tuvo que agarrarla por el brazo para indicarle el buen camino de la salida, y aún así calculó mal la altura y estuvo a punto de caerse en el escalón de la puerta. Florentino Ariza era muy sensible a esos tropiezos de la edad. Siendo todavía joven, interrumpía la lectura de versos en los parques para observara las parejas de ancianos que se ayudaban a atravesar la calle, y eran lecciones de vida que le habían servido para deslumbrar las leyes de su propia vejez”. Este fragmento de la novela es uno de los únicos que fue adaptado en la película. Esta escena es clave para el tratamiento del tema, donde también se puede observar que el personaje de Florentino Ariza se da cuenta, en la imagen de su amada, como el paso del tiempo está comenzando a hacer sus estragos. Pero también ve totalmente amenazado su anhelo: que sea Juvenal Urbino quien muera primero para que Florentino pueda correr a declarar su fidelidad eterna a Fermina. “El día que Florentino Ariza vio a Fermina Daza encinta y con pleno dominio de su condición de mujer de mundo, tomó la determinación feroz de ganar nombre y fortuna para merecerla. Ni siquiera se puso a pensar en el inconveniente de que fuera casada, porque al mismo tiempo decidió, como si dependiera de él, que el doctor Urbino tenía que morir. No sabía ni cuándo ni cómo, pero se lo planteó como un acontecimiento ineluctable, que estaba resuelto a esperar sin prisa ni arrebatos, así fuera hasta el fin de los siglos”.
Varios son los motivos por los cuales la vejez fue tomada a la ligera en la película. Se podría decir que uno de ellos fue la falta de tiempo, ya que en 120 min no entran 451 páginas de historia. Pero el más certero desde este punto de vista y que fue en contra de lo anhelado por el propio autor de la novela Gabriel García Márquez, fue la decisión de producir una versión más comercial o hollywoodense que se adaptara para la taquilla.

Por Candela Harriaga

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